Llega la hora de brillar y expresarnos hacia el mundo exterior después de haber pasado un momento en la cueva del autocuidado.  El espacio que nos dimos para mirar hacia adentro y entrar en contacto con nuestras emociones nos permitió nutrir lo que necesitábamos atender: desde el descanso y la recuperación física, hasta la observación de viejas heridas que aún seguimos sanando. 

Al atendernos a nosotras mismas, volvemos a nuestro Ser, y desde ahí estamos listas para canalizar nuestra energía vital y autoconfianza renovada hacia nuestros compromisos cotidianos, nuestra expresión creativa y nuestras relaciones interpersonales.

Construimos sobre el trabajo interior y seguimos cultivando momentos de conexión con nuestro entorno, con la naturaleza, con nuestra creatividad y con nuestros vínculos más cercanos. Este proceso es paralelo a la temporada de retrógrados, que nos invita a mantener el ritmo y a no quemar la mecha de nuestro optimismo renovado.

Los próximos dos meses también serán para reflexionar sobre lo que nos da felicidad, las áreas de nuestra vida que necesitan equilibrio y lo que necesitamos reestructurar o abordar de forma diferente para crecer en alineación con nuestro camino evolutivo. 

La Figura III también incluye una serie de ciclos lunares que nos guiarán en este proceso:

La luna llena en Acuario del 1 de agosto aumenta nuestro anhelo de salir y abrirnos a nuevas conexiones y espacios para compartir en comunidad. Al pasar tiempo con amigos y grupos, reflexionamos sobre cómo ha cambiado nuestro sentido de comunidad en los últimos seis meses. ¿Me rodeo de personas que están en la misma sintonía? ¿Cómo comparto en comunidad de forma auténtica?

La luna nueva en Leo del 16 de agosto nos anima a despertar nuestra máxima expresión creativa desde nuestra niña interior. Iniciamos una etapa de juego, de celebración de nuestra individualidad y de creación de nuevas realidades que nos traen gozo. Honramos nuestra naturaleza creativa y renovamos nuestro compromiso con reconocer y disfrutar el amor que se funde con todo lo que nos rodea.

La luna llena en Piscis del 30 de agosto nos lleva de nuevo hacia nuestro interior y nos pide tiempo y espacio de forma intencionada para sentir, conectarnos con la naturaleza y expresarnos desde nuestro lado artístico como canal de contacto emocional. Si llegamos a sentir una falta de claridad y dirección, en lugar de intentar justificar o entender las cosas mentalmente para sentir seguridad de tener una respuesta lógica, esta luna nos permite sentir una conexión mística y confianza en la vida más allá de lo concreto y terrenal. Nos ayuda a soltar y entregarnos al misterio desde una sabiduría interior profunda que hemos logrado a través de nuestro proceso de sanación durante los últimos seis meses.

La luna nueva en Virgo del 14 de septiembre nos permite ver la culminación de una etapa de mucha atención y detalle que le hemos dado a nuestra visión para nuestra vida terrenal, incluyendo proyectos, estructuras y rutinas de nuestro día a día. Las pequeñas estructuras y metas que nos hemos marcado últimamente nos permiten sostener un crecimiento emocional y un orden en nuestra vida. Celebramos esta luna nueva con una intención de fortalecer nuestra conexión con la Tierra, nutrir y escuchar a nuestro cuerpo físico, e incorporar nuevos rituales (rutinas con intención y observación) para renovar nuestro compromiso con nuestra salud y bienestar integral.