Figura VII: una ventana abierta a la consciencia

Por Glou Studio

A medida que sigue el invierno, empezamos lentamente y de forma intencionada a sentar las bases para que emerja nueva luz en primavera. La Figura VII nos lleva a través de las temporadas de Acuario y Piscis, que juntas despiertan nuestro lado visionario e imaginamos radicalmente nuestras vidas en plena alineación con nuestro auténtico Yo, en armonía con nuestro entorno y en conexión con la humanidad.  Una ilustración de un merkavá representa la Figura VII como un vaso de luz que fortalece nuestra conexión y entrega a una mayor comprensión del amor incondicional y de la divinidad. Muchos pueden sentir este periodo con intensidad, ya que hay una serie de tránsitos en paralelo que contribuyen a nuestra transformación profunda impulsado por Plutón en Acuario; el regreso a uno mismo gracias al Axis Nodal Aries/Libra; la evolución de nuestra relación con recursos financieros y naturales guiada por Júpiter y Urano en Tauro; y una sensibilidad y conexión elevada con la vida y sus infinitas dimensiones con Saturno y Neptuno en Piscis

La corriente de Acuario es fuerte. La luna nueva en Acuario del 9 de febrero marca el comienzo de un ciclo de seis meses de observación emocional que nos desafía a dar saltos cuánticos fuera de nuestra zona de confort a medida que dejamos atrás estructuras y percepciones anteriores que alguna vez nos dieron seguridad, y trabajamos en conjunto para crear nuestros futuros colectivos desde un lugar regenerativo. La luna está acompañada por otros tres astros en Acuario: el Sol (que representa nuestra identidad y autoexpresión); Mercurio (la comunicación, interpretación intelectual y las percepciones) y Plutón (la transformación profunda; lee sobre el tránsito de 20 años de Plutón en Acuario aquí).  Evaluamos nuestro rol y afinidad con grupos, comunidades y espacios colectivos. Buscamos crecer con aquellos que le apuestan a una visión y responsabilidad compartida de cambiar las jerarquías y trabajar hacia la horizontalidad desde lo nuevo. Es momento de arriesgarnos a lo desconocido y abrirnos al cambio.

El 24 de febrero, la luna llena en Virgo nos da anclaje en medio de la temporada Piscis, cuando el espectro de experiencia colectiva parece intensificado y sin límites. Esta luna nos ayuda a aterrizar y a poner orden en nuestro interior al mismo tiempo que integramos nuestros aprendizajes con compasión y comprensión. Con una nueva claridad, reflexionamos sobre lo que necesitamos incorporar a nuestros rituales diarios para sentirnos comprometidos con nuestras responsabilidades y vínculos, para sentirnos en sintonía con nuestro cuerpo y nutrir nuestra salud y bienestar. Nos tomamos este tiempo para dar un paso atrás, priorizar y organizarnos. Esto nos permite sentirnos en paz, disfrutar de la belleza de la rutina y de los detalles del día a día, y establecer la base para la primavera, al salir de nuestro proceso de retiro, reflexión y de la quietud de la hibernación con fuerza, estabilidad, conciencia y aceptación.

La luna nueva en Piscis ocurrirá el 10 de marzo. Cualquier emoción que surja, la observamos y dejamos que pase. Es momento de fluir sin resistencia. Nos entregamos con compasión e inspiración para conocer una visión más profunda de nuestra verdadera naturaleza. Piscis nos invita a conectarnos con algo mayor a nosotros mismos. Nos conectamos con la grandeza, aquello que no se puede definir o medir tangiblemente. Durante esta temporada y aún más durante la luna llena, somos sensibles a lo que están viviendo los demás, las preocupaciones sociales y las luchas colectivas; Piscis no conoce límites ni fronteras. También es un momento para escuchar a nuestro cuerpo y establecer límites con situaciones y personas que agotan para proteger y honrar nuestra energía.

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